El buen profesional de la educación y la investigación siempre se ha mantenido informado de los cambios tecnológicos que se producen a su alrededor, para poder llevar al aula aquéllos que supongan un avance en su trabajo. En la actualidad, esto pasa por estar al corriente de las tecnologías web.
En los últimos años ha surgido un fenómeno denominado Web 2.0, que ha supuesto una nueva forma de pensar en la web con múltiples vertientes que pueden aplicarse, con mayor o menor facilidad, en todo tipo de propuestas educativas y que supone, además, una revolución en la difusión de la investigación. El sistema educativo debe estar preparado para hacer frente a estos nuevos avances, siendo la formación del profesorado el elemento clave para facilitar la integración curricular de las nuevas tecnologías.
La formación del profesorado debe ir orientada a innovar, experimentar con las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) y reflexionar sobre su uso, favoreciendo el desarrollo y la adquisición de diferentes competencias tecnológicas que le capaciten para utilizar didácticamente las herramientas y aplicaciones procedentes de la Web 2.0, convirtiéndose en un recurso más dentro del aula.
El concepto del profesor 2.0, hace referencia a un docente que además de enseñar, guía al alumno en el proceso de aprendizaje y le ayuda a aprovecharse de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. Ser un profesor 2.0 implica abrir la mente a una nueva metodología de aprendizaje. Existen ciertas herramientas y ciertas actitudes que se deben asumir para implantar esta nueva metodología en las aulas, algunas como:
- Aprender a manejar los recursos educativos básicos que ofrece la red: antes de enseñar, el docente debe ser quien aprenda a manejar las nuevas tecnologías. Muchas veces los alumnos tienen un conocimiento de Internet muy superior al de sus profesores, en gran parte, porque han nacido al amparo de la red. Esto no implica estar todo el día en Internet, pero sí aprender a manejar herramientas educativas específicas.
- Motivar a los alumnos con las nuevas tecnologías: La red puede revolucionar las formas de aprendizaje, hacerlo más profundo, sólido y diverso. Puede potenciar nuevos estilos de aprendizaje, adaptar las tareas y los recursos didácticos a las necesidades de los niños o simular situaciones con las que adquirir experiencias imposibles de obtener de otro modo.
- Motivar a los alumnos con las nuevas tecnologías: La red puede revolucionar las formas de aprendizaje, hacerlo más profundo, sólido y diverso. Puede potenciar nuevos estilos de aprendizaje, adaptar las tareas y los recursos didácticos a las necesidades de los niños o simular situaciones con las que adquirir experiencias imposibles de obtener de otro modo.
- Estar dispuesto a aprender cada día: la red nunca para y continuamente surgen nuevos programas, aplicaciones y herramientas. Por eso es necesario que estar informado de los nuevos recursos educativos más actuales.
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